El gobierno de Nuevo León asegura que solucionará el problema del drenaje pluvial afectado por las obras de la Línea 4 antes de mayo de 2026. Sin embargo, a la fecha, no existe un plan estatal aprobado ni detalles técnicos sobre cómo se llevará a cabo la reparación.

El Gobierno Reconoce Que Sigue Sin Una Ruta Clara
A pesar de los anuncios públicos y compromisos ante medios de comunicación, las autoridades estatales continúan sin presentar un plan estatal concreto que detalle la intervención en el ducto pluvial dañado por los pilotes de la Línea 4.
El titular de la Secretaría de Movilidad, Hernán Villarreal, explicó que aún se encuentran en proceso de evaluación con la Secretaría de Obras Públicas. Aunque se han sostenido reuniones técnicas, no se ha definido una solución formal ni se ha anunciado un proyecto ejecutivo.
Villarreal reiteró que la reparación debe estar concluida antes de la temporada de lluvias del próximo año, pero esa fecha límite carece de sustento técnico por ahora. La urgencia, sin embargo, es evidente: si no se atiende el problema a tiempo, las consecuencias pueden ser graves para cientos de familias.
Pilotes De La Línea 4 Dañaron Infraestructura Crítica
El problema fue expuesto en octubre, cuando se reveló que siete pilotes de la Línea 4, instalados a un costado de los carriles exprés de Constitución, habían bloqueado un ducto que forma parte del sistema de drenaje pluvial metropolitano.
Ese ducto conecta directamente con el Río Santa Catarina, y su bloqueo compromete el desfogue de aguas pluviales en una de las zonas con mayor tránsito vial. El riesgo, según especialistas, es que una lluvia fuerte podría colapsar el sistema y generar inundaciones severas.
Aunque el gobierno estatal ha declarado que la empresa portuguesa Mota-Engil, a cargo de la construcción de la Línea 4, será responsable de cubrir los costos de la reparación, no hay información precisa sobre los términos del acuerdo ni los plazos oficiales. Tampoco hay certeza sobre la supervisión técnica que garantice una reparación eficiente y oportuna.
No Hay Estudio Ni Cronograma Formal Hasta El Momento
Lo que más llama la atención de este caso es que, a más de un mes del reporte del daño, no se ha presentado ante la ciudadanía ningún documento técnico que sirva como respaldo al supuesto avance del proyecto correctivo.
La falta de un plan estatal aprobado impide saber si las autoridades tienen claridad sobre la magnitud del daño o sobre los trabajos requeridos para solucionarlo. Tampoco se ha definido si habrá participación formal de instituciones como el Colegio de Ingenieros de la UANL, aunque se ha mencionado que podrían colaborar.
Mientras tanto, la única certeza es que la estructura afectada no ha sido intervenida, y que los plazos establecidos por el propio gobierno se acortan conforme se acerca la temporada de lluvias. La opacidad en torno al proceso alimenta la desconfianza entre especialistas y ciudadanía.
La Línea 4 Acumula Problemas En Su Planeación
Este episodio se suma a una serie de cuestionamientos que han rodeado el desarrollo de la Línea 4. Desde su anuncio, distintos sectores han señalado la falta de coordinación institucional y la omisión de estudios ambientales y urbanos previos a su ejecución.
En este caso, la interferencia con una infraestructura crítica como el drenaje pluvial pudo haberse prevenido con una evaluación más rigurosa del subsuelo antes de instalar los pilotes.
La falta de un diagnóstico adecuado generó un problema técnico que, aunque reconocible, sigue sin resolverse por la vía de un plan estatal serio y transparente. Esta situación pone en entredicho los procesos de supervisión y planeación de obras públicas en Nuevo León.
Además, la insistencia en mantener la fecha de entrega antes de mayo, sin una propuesta concreta sobre la mesa, parece más una estrategia de control mediático que una respuesta fundamentada en criterios técnicos.
Vecinos Y Especialistas Exigen Acciones Inmediatas
Organizaciones vecinales y especialistas en infraestructura hidráulica han exigido respuestas más claras sobre cómo se solucionará el conflicto generado por la obra.
Para muchas personas que transitan por Constitución o viven en sus alrededores, el tema no es solo técnico, sino de seguridad urbana. Las lluvias intensas no dan margen de error, y tener un colector pluvial bloqueado representa una amenaza real.
Ante ese escenario, la exigencia principal es que el plan estatal para corregir el daño no se limite a promesas políticas ni a declaraciones aisladas. Se requiere información pública, transparencia en los acuerdos con el consorcio constructor y, sobre todo, resultados verificables.
De no atenderse con prontitud y claridad, la situación podría convertirse en un nuevo foco de crisis para una administración que ya enfrenta críticas por fallas en otras áreas de movilidad, obras públicas y servicios básicos.
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