La Presa Rompepicos en La Huasteca vuelve a colocarse en el centro del debate público. Especialistas en ingeniería civil y medio ambiente advierten que la obra, construida sobre un acuífero con filtraciones, representa un riesgo latente para el área metropolitana. Según los expertos, la Rompepicos necesita mantenimiento y seguimiento constante, pues sin ello podría convertirse en una verdadera bomba de tiempo que perjudique a todo Nuevo León.
Presa Rompepicos Con Advertencias De Expertos
Héctor de León Gómez, investigador del Instituto de Ingeniería Civil de la UANL, fue enfático al señalar que la Presa Rompepicos requiere un plan de vigilancia continua. Durante el Encuentro Metropolitano de Ríos, explicó que la estructura enfrenta un doble reto: los sedimentos acumulados y el agua que se filtra de manera permanente en el subsuelo.
Ambos factores ejercen una presión que no puede ignorarse. El académico describió la cortina como un monolito de concreto compactado con rodillo, enclavado en un anticlinal de la Sierra Madre Oriental. Esta condición geológica hace imposible controlar por completo las filtraciones, lo que a su vez genera un movimiento constante en la obra.
El investigador fue claro: una cortina de este tipo, si no tiene seguimiento técnico adecuado, se convierte en un riesgo hidrometeorológico para la comunidad. La falta de acción puede transformar una infraestructura diseñada para proteger a Nuevo León en una amenaza para la misma población que busca resguardar.

Cortina Rompepicos Y Sus Filtraciones Constantes
De León Gómez recordó que incluso en la etapa de construcción hubo grandes complicaciones. El agua nunca dejó de salir durante los trabajos y los constructores debieron recurrir a bombeos continuos que no lograron agotar el acuífero. Este antecedente, dijo, debería ser suficiente para comprender la urgencia de un plan de mantenimiento serio.
A lo largo de los años, los sedimentos acumulados y la presión hidrostática han seguido afectando la estabilidad del Rompepicos. Estos elementos, al ejercer empuje constante, pueden alterar la rigidez del monolito y debilitar su resistencia frente a fenómenos naturales como lluvias intensas o crecidas de ríos.
El experto explicó que, en estos casos, las obras que se levantan para contener riesgos terminan siendo ellas mismas una amenaza. El riesgo no está en su construcción inicial, sino en la falta de mantenimiento y en la omisión de las autoridades que deben garantizar su seguridad estructural.
Cortina Rompepicos Entre Opiniones Contrapuestas
Las alertas de especialistas contrastan con declaraciones previas de funcionarios y promotores de la obra. En 2020, Óscar Bulnes Valero, uno de los impulsores del proyecto, aseguró que la cortina no requería mantenimiento, aunque reconoció la necesidad de un desazolve para reducir riesgos.
Esa visión minimizadora contrasta con las advertencias actuales de expertos en hidrogeología ambiental. Ellos sostienen que pensar en la Rompepicos como una obra “sin mantenimiento” es un error que podría tener consecuencias graves para la población.
Hoy queda en evidencia que la falta de consenso sobre el estado de la cortina ha retrasado la implementación de acciones preventivas. Mientras unos aseguran que basta con desazolvar, otros exigen un programa integral de inspección y mantenimiento. En medio de estas posturas encontradas, lo único seguro es que la ciudadanía queda expuesta a un riesgo innecesario.
Cortina Rompepicos Como Riesgo Para La Ciudadanía
El objetivo principal de la Rompepicos fue proteger al área metropolitana de inundaciones. Sin embargo, sin un plan de mantenimiento adecuado, la cortina puede convertirse en el origen de un problema mucho mayor.
El riesgo hidrometeorológico señalado por los investigadores no es un escenario lejano. Basta con observar las lluvias intensas y fenómenos climáticos que cada año afectan a Nuevo León. Una estructura debilitada por filtraciones y presión interna puede fallar en el momento menos esperado.
La ciudadanía no debería cargar con la incertidumbre de si la obra que debería protegerlos será capaz de resistir. Esta falta de certeza es, en sí misma, un reflejo de la ausencia de políticas públicas claras y responsables en materia de infraestructura hidráulica.
Cortina Rompepicos Y La Urgencia De Un Plan Estatal
La discusión sobre la Rompepicos revela un problema más amplio: la falta de estrategia estatal para garantizar la seguridad de obras que son vitales para el área metropolitana. No se trata únicamente de construir infraestructuras impresionantes, sino de darles mantenimiento y asegurarse de que funcionen correctamente a lo largo del tiempo.
De León Gómez señaló que muchas presas y cortinas terminan siendo bombas de tiempo porque se olvidan después de su inauguración. La ausencia de seguimiento y las limitaciones presupuestales generan un círculo vicioso que deja en vulnerabilidad a la población.
La Rompepicos es un ejemplo claro. Si bien fue concebida como un escudo frente a las inundaciones, hoy carga con el señalamiento de que podría convertirse en una amenaza. Los habitantes del área metropolitana merecen un plan de acción inmediato, que incluya estudios técnicos, trabajos de desazolve y revisiones periódicas.
Más allá del debate académico, lo que está en juego es la seguridad de cientos de miles de personas. Las autoridades estatales no pueden seguir ignorando las alertas. La prevención siempre será menos costosa que enfrentar una catástrofe.
Conclusión: Rompepicos Y La Responsabilidad Del Estado
La Cortina Rompepicos simboliza la contradicción entre lo que se construye para proteger y lo que, sin vigilancia, puede terminar siendo una amenaza. Expertos de la UANL han levantado la voz para recordar que el riesgo es real y que no se puede dejar en el olvido una obra de tal magnitud.
El área metropolitana de Nuevo León enfrenta cada año lluvias, tormentas y fenómenos que ponen a prueba su infraestructura. La única forma de garantizar seguridad es con planes claros de mantenimiento y supervisión. La ciudadanía merece certezas, no promesas.
El Rompepicos no puede convertirse en una bomba de tiempo. La responsabilidad está en manos del gobierno estatal, que debe decidir si escucha a los especialistas y actúa en consecuencia, o si continúa minimizando un problema que podría derivar en una crisis mayor.
Array