La Presa La Boca se convirtió en la principal fuente de abasto tras la suspensión del suministro de Cerro Prieto. Agua y Drenaje duplicó y hasta triplicó su extracción en cuestión de días, lo que genera preocupación sobre la sostenibilidad del embalse más pequeño del sistema.
Aumento repentino en la extracción de agua de Presa La Boca
En los últimos días, Agua y Drenaje de Monterrey (AyD) suspendió el suministro de la Presa Cerro Prieto y aumentó de manera notable la extracción de la Presa La Boca. Según datos oficiales, mientras Cerro Prieto se mantenía fuera de operación, La Boca pasó de un promedio de 734 litros por segundo a más de 2 mil 300.
Este incremento representa más del doble de lo acostumbrado, lo que significa un esfuerzo adicional para garantizar el abastecimiento de la Ciudad. Sin embargo, la decisión también levanta cuestionamientos sobre los efectos a largo plazo para el nivel de la presa ubicada en Santiago.
La Boca amaneció recientemente con un llenado superior al 90 por ciento, con un almacenamiento de 31.7 millones de metros cúbicos. Aun así, ya comienza a notarse un claro de tierra en la superficie del vaso, lo que refleja el impacto inmediato de la extracción intensiva.
Presa Cerro Prieto deja de aportar suministro
La Presa Cerro Prieto, localizada en Linares, dejó de aportar agua desde el martes debido a los trabajos de interconexión con el acueducto de la nueva Presa León. La suspensión ligó dos días consecutivos, coincidiendo con el aumento en la extracción de la Presa La Boca.
AyD aseguró que la medida no afectará el suministro a la zona metropolitana de Monterrey, ya que se reforzará con otras fuentes de agua. Sin embargo, la dependencia no detalló cuánto tiempo permanecerá sin operar Cerro Prieto, lo que deja incertidumbre en la población sobre la estabilidad del abasto.
Presa El Cuchillo también incrementa su extracción
Otra fuente clave en el sistema de Monterrey, la Presa El Cuchillo, mantiene un incremento del 40 por ciento en su extracción. Actualmente aporta más de 9 mil litros por segundo mediante sus dos ductos.
El aumento coincide con las presiones externas relacionadas con el posible trasvase hacia Tamaulipas o el cumplimiento de la deuda hídrica que México mantiene con Estados Unidos. Estas condiciones generan un contexto complejo para la administración de los recursos en Nuevo León.
Riesgo de trasvase y presión sobre recursos
El escenario de un trasvase genera inconformidad en el estado, ya que se teme que el agua extraída para otros compromisos internacionales o estatales afecte directamente al consumo local. Ante ello, mantener en niveles adecuados a La Boca y El Cuchillo se vuelve fundamental para proteger el abasto en el área metropolitana.
Demanda de mantener niveles en Presa La Boca
La preservación de Presa La Boca en niveles óptimos ha sido una demanda recurrente por parte de comerciantes, vecinos y del propio alcalde de Santiago, David de la Peña. Ellos insisten en que, además de ser un recurso vital para el consumo, la presa es un atractivo turístico y económico para la región.
El embalse, sin embargo, es el más pequeño del sistema de Monterrey, por lo que cualquier variación en su extracción se refleja de inmediato en el nivel del agua. Por eso, duplicar o triplicar su aprovechamiento en un corto tiempo despierta inquietudes sobre su futuro inmediato.
Impacto en el turismo y la economía local
Al mantener el vaso lleno, los comercios locales relacionados con actividades recreativas, como paseos en lancha y restaurantes, se benefician. No obstante, un descenso prolongado en el nivel podría afectar gravemente estas actividades y la economía del municipio.
Un equilibrio complejo para garantizar el abasto
El manejo de las presas en Nuevo León enfrenta un reto constante: equilibrar el abasto para la población con los compromisos externos y la preservación de los cuerpos de agua. El caso de Presa La Boca demuestra cómo una medida inmediata para garantizar el servicio puede tener consecuencias en el mediano plazo.
De momento, Monterrey continúa recibiendo agua sin interrupciones. Pero la dependencia de un embalse más pequeño y frágil, como La Boca, refleja la vulnerabilidad del sistema ante decisiones técnicas y políticas.
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