La reciente entrega masiva de criminales a Estados Unidos ha sacudido de nuevo el panorama del narcotráfico. El Gobierno de Claudia Sheinbaum autorizó la extradición de 26 narcos reclamados por Washington, en lo que representa el segundo envío de este tipo en lo que va del año. De esos 26 nombres, al menos 11 están directamente ligados al Cartel de Sinaloa y a sus facciones más influyentes, Los Chapitos y La Mayiza.
Este golpe llega en un momento clave. El Cartel de Sinaloa sigue siendo el principal productor y distribuidor de fentanilo hacia Estados Unidos, un opioide sintético que alimenta una crisis de salud pública con miles de muertes anuales. El resto de los extraditados incluye integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los Zetas, La Familia Michoacana y el grupo de los Arellano Félix.
Washington ha dejado claro que no buscará la pena de muerte para ninguno de los extraditados, pero sí la cadena perpetua. La medida se da poco después de que el presidente Donald Trump firmara una orden para permitir que el Ejército estadounidense realice operaciones contra el narcotráfico fuera de su territorio, generando preocupación por la soberanía de México.

Operativo con narcos de alto perfil
La lista la encabeza Kevin Alonso Gil, alias El 200, considerado uno de los líderes del cuerpo de seguridad de Iván Archivaldo Guzmán, uno de Los Chapitos e hijo de Joaquín El Chapo Guzmán. El 200 fue capturado en febrero en un operativo en Culiacán, junto con Martín Zazueta Pérez, otro de los jefes de la guardia personal de Iván Archivaldo.
Ambos coordinaban grupos de sicarios fuertemente armados con rifles AK-47, M-16, AR-15 y lanzagranadas. Su trabajo incluía proteger laboratorios de fentanilo y rutas de distribución, así como garantizar la seguridad directa del líder de Los Chapitos.
También fue extraditado Mauro Alberto Núñez Ojeda, alias Jando, piloto personal de Iván Archivaldo y miembro cercano de su círculo de confianza. Washington recibió igualmente a Hernán Domingo Ojeda López, conocido como El Mero Mero, capturado en Badiraguato a finales de 2024 y señalado como tío de Ovidio Guzmán, otro de los hijos de El Chapo.
Viejas alianzas y nuevas guerras entre el narcotráfico mexicano
Entre los nombres más llamativos está Juan Carlos Félix Gastélum, alias El Chavo Félix, yerno de Ismael El Mayo Zambada. Es acusado de operar laboratorios clandestinos de metanfetamina en la Sierra Madre de Sinaloa y Durango, así como de participar en la distribución de cocaína y metanfetaminas hacia Estados Unidos.
Otro de los extraditados es Jesús Guzmán Castro, alias Chuy o Narizón, identificado como uno de los líderes de La Mayiza. Esta facción trabajó durante años junto con Los Chapitos hasta que la relación se rompió tras la entrega de El Mayo a Estados Unidos en una operación secreta.
Esa traición desencadenó una guerra abierta entre ambas organizaciones, dejando cientos de muertos y decenas de desaparecidos en Sinaloa. El Gobierno federal ha aprovechado la división interna para atacar la estructura del Cártel de Sinaloa, logrando decomisos históricos de fentanilo y metanfetaminas.
Más narcos y perfiles inesperados
En la lista también figura Leobardo García Corrales, señalado como traficante de fentanilo que en ocasiones lo intercambiaba por armas de uso militar. El propio García Corrales se ha descrito como amigo y socio de Joaquín Guzmán Loera.
Otro caso es el de Luis Raúl Castro Valenzuela, alias Chacho, acusado de secuestrar a una ciudadana estadounidense y de traficar heroína y fentanilo hacia el país vecino.
Llama la atención la presencia de Anton Petrov Kulkin, un bioquímico de origen búlgaro que trabajaba para la organización de El Chapo. Según la organización Insight Crime, Kulkin tenía un papel clave en las operaciones químicas de la estructura criminal.
Otros nombres de peso
José Baldomero Fernández Beltrán, operador del Cártel de Sinaloa en Sonora, fue arrestado en septiembre de 2024 mientras buscaba atención médica por heridas causadas por un explosivo. Tenía una orden de arresto y extradición desde 2017 por cargos de narcotráfico.
David Fernando Vásquez Bejarano, alias El Acelerado, también fue parte del grupo extraditado. Era uno de los cabecillas de Los Rusos, brazo armado de La Mayiza, y dirigía el contrabando de droga hacia Estados Unidos desde Tijuana.
Fuera de las filas del Cartel de Sinaloa, resalta la entrega de Abigael González Valencia, alias El Cuini, mano derecha y cuñado de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder del CJNG. También se incluye a Servando Gómez, alias La Tuta, exlíder de Los Caballeros Templarios, y a tres cabecillas históricos de Los Zetas: Juan Carlos Sánchez Gaytán, alias El Mostachón; Daniel Pérez Rojas, alias El Cachetes; y José Francisco Mendoza Gómez.
Por último, aparece el nombre de Roberto Salazar Toledo, acusado de asesinar a un ayudante del alguacil de Los Ángeles en 2008. Aunque no representa un peso criminal importante dentro del narcotráfico, su captura tiene un fuerte valor simbólico para Washington.
Un golpe que reacomoda fuerzas
La magnitud de esta extradición múltiple no solo representa un golpe directo a las operaciones del Cártel de Sinaloa, sino también una señal de que la cooperación entre México y Estados Unidos en materia de seguridad se mantiene activa.
Sin embargo, también abre interrogantes sobre cómo reaccionarán las organizaciones criminales ante la pérdida de figuras clave. Las capturas y extradiciones generan vacíos de poder que, en el pasado, han derivado en nuevos conflictos internos y en reacomodos violentos en distintas regiones del país.
Por ahora, Washington tiene en sus manos a personajes con información sensible sobre rutas, contactos y operaciones del narcotráfico. Mientras tanto, en México, la presión sobre las facciones restantes del Cartel de Sinaloa podría incrementar en los próximos meses, especialmente si continúan los operativos en zonas clave como Culiacán, Badiraguato y la franja fronteriza.
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