El senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay murió tras más de dos meses en cuidados intensivos. Su fallecimiento fue confirmado por su esposa en la madrugada del lunes. El político había sido atacado a balazos durante un mitin en junio, en un hecho que volvió a poner sobre la mesa la violencia contra líderes políticos en Colombia.
El 7 de junio, en un barrio popular de Bogotá, un menor de 15 años abrió fuego contra Uribe. Dos de las balas impactaron en su cabeza y otra en su pierna. Desde entonces, el legislador de oposición luchó por su vida en medio de múltiples cirugías y un proceso de neurorehabilitación. Aunque mostró cierta mejoría a mediados de julio, su estado se agravó el pasado sábado por una nueva hemorragia cerebral.
A las 01:56 de la madrugada, la clínica confirmó su muerte. María Claudia Tarazona, su esposa, publicó un mensaje en Instagram agradeciendo los años de amor y prometiendo cuidar a sus hijos. Uribe deja un hijo pequeño y tres hijas adolescentes que adoptó como propias.

Un crimen que sacudió a Colombia
La noticia de su fallecimiento generó reacciones en todo el país. Desde la vicepresidenta Francia Márquez hasta el expresidente Álvaro Uribe expresaron su pesar. Márquez pidió frenar la violencia como vía política y recordó que la democracia debe construirse con respeto y diálogo.
Por su parte, Álvaro Uribe, líder de la derecha colombiana, escribió en X que “el mal todo lo destruye” y pidió que la lucha de Miguel sea una guía para Colombia. Sus palabras resonaron especialmente por la cercanía política entre ambos.
El atentado reabrió heridas profundas. Colombia vivió una ola de asesinatos políticos en los años 80 y 90, con figuras como Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo, víctimas de grupos armados y narcotraficantes. La violencia de esa época aún se siente presente.
Disidencias de las FARC en la mira
Las investigaciones avanzaron con rapidez tras el ataque. La policía capturó a seis personas, incluido el adolescente autor de los disparos. También fue detenido Elder José Arteaga Hernández, alias “El Costeño”, señalado como cerebro logístico del atentado.
El director de la Policía Nacional, Carlos Fernando Triana, apuntó que la Segunda Marquetalia, una disidencia de las FARC liderada por Iván Márquez, podría estar detrás del plan. Aunque Márquez y su segundo al mando, alias Zarco Aldinever, se presumen muertos, no hay confirmación oficial.
El posible vínculo de estas disidencias revive el debate sobre el fracaso de ciertos sectores del proceso de paz. Si bien el acuerdo de 2016 redujo la violencia, no logró desmantelar del todo las estructuras criminales que surgieron de las FARC.
Una vida marcada por la violencia
La historia personal de Miguel Uribe también está ligada al conflicto armado. Su madre, la periodista Diana Turbay, murió en 1991 durante un intento fallido de rescate mientras estaba secuestrada por orden de Pablo Escobar. El narcotraficante buscaba frenar la extradición de capos a Estados Unidos a través de una campaña de terror.
Esta tragedia familiar marcó su carrera política. Uribe fue alcalde de Bogotá en funciones, senador y un referente de la oposición de derecha. Defendía la libre empresa, la mano dura contra el narcotráfico y una postura crítica frente a las políticas de paz del gobierno de Gustavo Petro.
Su muerte, además de ser una pérdida personal y política, plantea preguntas incómodas: ¿hasta cuándo la violencia seguirá marcando la política en Colombia? ¿Cuántos líderes más deberán caer antes de que la seguridad sea una prioridad real?
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